Hace años, en la Universidad, un profesor de literatura nos dijo que Pessoa era un genio, pero muy poco comprendido aquí en España. Siempre hablaba así: -Pessoa decía...
Pocos poemas he escrito de amor, pocos. Pero todos ridículos, como deben ser. Aún puedo terminar escribiendo poemas de amor, tengo tiempo, eso espero. Y cuando recuerde, de paso, si puedo, sonreiré. Estoy espesa, no encuentro sentimientos esdrújulos... Dulce Pontes es grande. Este año volveré a verla. Tal vez, entonces escriba un poema si me siento al lado de un hombre que me inspire lo suficiente.
Me siento... ¿estúpida? Bastante, la verdad. Portugal, maravilla cercana. Gracias por traerla al salón de mi casa. Besos.
Hace años duraante el último año de carrera,cada dia recibía una carta.Empezaba una relación y además con el handicap de ser en la distancia.
Esas cartas ,eran un aliento a seguir.
Alguna que otra vez,he vuelto a releerlas...palabras escritas impregnadas de sentimientos.A éstas alturas de la pelicula (son ya 17 años),no recibo cartas....pero los sentimientos los sigo encontrando en las miradas y el camino del dia a dia.
Yo he escrito alguna que otra carta de amor. Ridícula, por supuesto, pues era de verdad. Siempre me ha gustado hacerlo.
Incluso tengo una carta escrita para alguien. No me atreví a mandársela (y eso que en el pasado le había enviado varias). Pero tampoco me atrevo a destruirla.
Hace mucho que no la releo. Casi ni me acuerdo de lo que dice.
¿Quién sabe? Igual algún día la envío. ¿Qué puede pasar? La guerra se perdió hace años.
Me gusta Pessoa. Tengo un libro de poemas suyos y hay alguno que otro precioso. Gran filósofo también.
Yo he escrito poquitas cartas de amor pero he compensado con algunos poémas...ridículos.¡Sin embargo que bonitos sentimientos y recuerdos generan! Me hago con las palabras del autor:
"Quién me diera el tiempo en que escribía sin darme cuenta cartas de amor ridículas."
MI comentario iba a ser que tambien a mí me parecen ridículas las cartas de amor, pero rectifico, porque he recordado enseguida a Serrat, por ejemplo cantando: Palabras de amor,canción incompleta...y ya me he reconciliado con el tema, sólo si se la cantan a otra, y es que soy de un mínimo de romanticismo . En cambio , qué preciosas poesías se han escrito,y déjame recordar tambien a Sabina, con 19 dias y... que ya me parece mucho mas terrenal, mucho más como yo. Besos.
CARTAS LITERARIAS A UNA MUJER I En una ocasión me preguntaste: -¿Qué es la poesía?
¿Te acuerdas? No sé a qué propósito había yo hablado algunos momentos antes de mi pasión por ella.
-¿Qué es la poesía? -me dijiste.
Yo, que no soy muy fuerte en esto de las definicioneste respondí titubeando:
-La poesía es..., es...
Sin concluir la frase, buscaba inútilmente en mi memoria un término de comparación, que no acertaba a encontrar.
Tú habías adelantado un poco la cabeza para escuchar mejor mis palabras; los negros rizos de tus cabellos, esos cabellos que tan bien sabes dejar a su antojo sombrear tu frente, con un abandono tan artístico, pendían de tu sien y bajaban rozando tu mejilla hasta descansar en tu seno; en tus pupilas húmedas y azules como el cielo de la noche brillaba un punto de luz, y tus labios se entreabrían ligeramente al impulso de una respiración perfumada y suave.
Mis ojos, que, a efecto sin duda de la turbación que experimentaba, habían errado un instante sin fijarse en ningún sitio, se volvieron entonces instintivamente hacia los tuyos, y exclamé, al fin:
-¡La poesía..., la poesía eres tú!
¿Te acuerdas? Yo aún tengo presente el gracioso ceño de curiosidad burlada, el acento mezclado de pasión y amargura con que me dijiste:
-¿Crees que mi pregunta sólo es hija de una vana curiosidad de mujer? Te equivocas. Yo deseo saber lo que es la poesía, porque deseo pensar lo que tú piensas, hablar de lo que tú hablas, sentir con lo que tú sientes; penetrar, por último, en ese misterioso santuario en donde a veces se refugia tu alma y cuyo umbral no puede traspasar la mía.
Cuando llegaba a este punto se interrumpió nuestro diálogo. Ya sabes por qué. Algunos días han transcurrido. Ni tú ni yo lo hemos vuelto a renovar, y, sin embargo, por mi parte no he dejado de pensar en él. Tú creíste, sin duda, que la frase con que contesté a tu extraña interrogación equivalía a una evasiva galante.
¿Por qué no hablar con franqueza? En aquel momento di aquella definición porque la sentí, sin saber siquiera si decía un disparate. Después lo he pensado mejor, y no dudo al repetirlo; la poesía eres tú. ¿Te sonríes? Tanto peor para los dos. Tu incredulidad nos va a costar: a ti, el trabajo de leer un libro, y a mí, el de componerlo.
¡Un libro! -exclamas,palideciendo y dejando escapar de tus manos esta carta-. No te asustes. Tú lo sabes bien: un libro mío no puede ser muy largo. Erudito, sospecho que tampoco. Insulso, tal vez; mas para ti, escribiéndolo yo, presumo que no lo será, y para ti lo escribo.
Sobre la poesía no ha dicha nada casi ningún poeta; pero, en cambio, hay bastante papel emborronado por muchos que no lo son.
El que la siente se apodera de una idea, la envuelve en una forma, la arroja en el estudio del saber, y pasa. Los críticos se lanzan entonces sobre esa forma, la examinan, la disecan y creen haberla entendido cuando han hecho su análisis.
La disección podrá revelar el mecanismo del cuerpo humano; pero los fenómenos del alma, el secreto de la vida, ¿cómo se estudian en un cadáver?
No obstante, sobre la poesía se han dado reglas, se han atestado infinidad de volúmenes, se enseña en las universidades, se discute en los círculos literarios y se explica en los ateneos.
No te extrañes. Un sabio alemán ha tenido la humorada de reducir a notas y encerrar en las cinco líneas de una pauta el misterioso lenguaje de los ruiseñores. Yo, si he de decir la verdad, todavía ignoro qué es lo que voy a hacer; así es que no puedo anunciártelo anticipadamente.
Sólo te diré, para tranquilizarte, que no te inundaré en ese diluvio de términos que pudiéramos llamar facultativos, ni te citaré autores que no conozco, ni sentencias en idiomas que ninguno de los dos entendemos.
Antes de ahora te lo he dicho. Yo nada sé, nada he estudiado; he leído un poco, he sentido bastante y he pensado mucho, aunque no acertaré a decir si bien o mal. Como sólo de lo que he sentido y he pensado he de hablarte, te bastará sentir y pensar para comprenderme.
Herejías históricas, filosóficas y literarias, presiento que voy a decirte muchas. No importa. Yo no pretendo enseñar a nadie, ni erigirme en autoridad, ni hacer que mi libro se me declare de texto.
Quiero hablarte un poco de literatura, siquiera no sea más que por satisfacer un capricho tuyo, quiero decirte lo que sé de una manera intuitiva, comunicarte mi opinión y tener al menos el gusto de saber que, si nos equivocamos, nos equivocamos los dos; lo cual, dicho sea de paso, para nosotros equivale a acertar.
La poesía eres tú, te he dicho, porque la poesía es el sentimiento, y el sentimiento es la mujer.
La poesía eres tú, porque esa vaga aspiración a lo bello que la caracteriza, y que es una facultad de la inteligencia en el hombre, en ti pudiera decirse que es un instinto.
La poesía eres tú, porque el sentimiento, que en nosotros es un fenómeno accidental y pasa como una ráfaga de aire, se halla tan íntimamente unido a tu organización especial que constituye una parte de ti misma.
Ultimamente la poesía eres tú, porque tú eres el foco de donde parten sus rayos.
El genio verdadero tiene algunos atributos extraordinarios, que Balzac llama femeninos, y que, efectivamente, lo son. En la escala de la inteligencia del poeta hay notas que pertenecen a la de la mujer, y éstas son las que expresan la ternura, la pasión y el sentimiento. Yo no sé por qué los poetas y las mujeres no se entienden mejor entre sí. Su manera de sentir tiene tantos puntos de contacto... Quizá por eso... Pero dejemos digresiones y volvamos al asunto.
Decíamos ¡Ah, sí, hablábamos de la poesía!
La poesía es en el hombre una cualidad puramente del espíritu; reside en su alma, vive con la vida incorpórea de la idea, y para revelarla necesita darle una forma. Por eso la escribe. En la mujer, sin embargo, la poesía está como encarnada en su ser; su aspiración, sus presentimientos, sus pasiones y Destino son poesía: vive, respira, se mueve en una indefinible atmósfera de idealismo que se desprende de ella, como un fluido luminoso y magnético; es, en una palabra, el verbo poético hecho carne.
Sin embargo, a la mujer se la acusa vulgarmente de prosaísmo. No es extraño; en la mujer es poesía casi todo lo que piensa, pero muy poco de lo que habla. La razón, yo la adivino, y tú la sabes. Quizá cuanto te he dicho lo habrás encontrado confuso y vago. Tampoco debe maravillarte. La poesía es al saber de la Humanidad lo que el amor a las otras pasiones. El amor es un misterio. Todo en él son fenómenos a cual más inexplicable; todo en él es ilógico, todo en él es vaguedad y absurdo.
La ambición, la envidia, la avaricia, todas las demás pasiones, tienen su explicación y aun su objeto, menos la que fecundiza el sentimiento y lo alimenta.
Yo, sin embargo, la comprendo; la comprendo por medio de una revelación intensa, confusa e inexplicable.
Deja esta carta, cierra tus ojos al mundo exterior que te rodea, vuélvelos a tu alma, presta atención a los confusos rumores que se elevan de ella, y acaso la comprenderás como yo.
Yo no he escrito casi nada de poesía. No me atrevo. Pero sí cartas de amor. Son esa pequeñas cosas que dice Serrat y que a mí me gusta también en esta versión:
http://www.youtube.com/watch?v=60J_dtS83Rk#
Un abrazo fuerte.
__________________________
Kipling,
Du hast mich gefunden!!
Ich freue mich. Kommt wieder bald. Und es tut mir Leid, dass ich nicht richtig mit Dir mich unterhalten darf (siempre nos quedará el castellano).
Küsschen!!
Querida Luisa:
Yo guardo algunas cartas, algunas notas, escritas para no ser guardadas pero que para mí significan algo, algún programa de mano de un concierto… No soy nada materialista, así me va, pero para mí esas pequeñas cosas tienen un valor incalculable. Cada cierto tiempo lo vuelvo a mirar todo. A veces me desprendo de alguna cosa, como símbolo, para desprenderme de algún recuerdo también. Pero nunca con resquemor ni de forma forzada. Sólo me desprendo que aquello que ya no me conmueve ni para bien ni para mal, porque eso quiere decir que estoy totalmente liberada, sanamente liberada, de esa pequeña o grande, buena o mala pasión.
En cuanto a la carta a una mujer que Bécquer escribió, tengo que decirte que nunca la había leído. Sí el poema al que hace referencia y que entre mi hija mayor y yo es un guiño. Cuando una de las dos lanza una pregunta retórica o de difícil respuesta la otra dice: _ Y tú me lo preguntas? Poesía eres tú_. Me hace pensar el hecho de que haga distinción entre “los poetas” y “las mujeres”. Los poetas tienen algo femenino en su forma de pensar, dice, y hasta ahí bien, porque todos los hombres tienen algo femenino y todas las mujeres algo masculino. Pero también hay mujeres poetisas, o poetas, aunque en su tiempo, por razones obvias, pocas. Y dice que el lenguaje de la mujer, a pesar de eso, es prosaico. Dice, textualmente: “En la mujer es poesía casi todo lo que piensa, pero muy poco de lo que habla.” Yo creo que Bécquer, como muchos hombres de todas las épocas, iba dando bandazos entre la idealización de la mujer y el miedo a la mujer pensante. A lo mejor me estoy flipando, no sé. Me quedo, entre otras cosas, con este párrafo:
“La poesía es al saber de la Humanidad lo que el amor a las otras pasiones. El amor es un misterio. Todo en él son fenómenos a cual más inexplicable; todo en él es ilógico, todo en él es vaguedad y absurdo.”
Aunque quizá debiéramos aclarar que se refiere al amor-pasión.
Ya ves todo lo que me has hecho pensar, Luisa.
Un besito.
Juan Manuel:
Gracias por estar aquí.
Es posible que si relees esa carta de la que me hablas, escrita hace tiempo, desees cambiar o aclarar alguna cosa de las que habías escrito en un principio. Porque el tiempo nos da nuevas perspectivas, nos hace irremediablemente más sabios, como dice un poeta muy de mi agrado.
Yo sólo puedo explicarte cómo me sentiría yo al recibir una carta como esa.
Si yo fuera la destinataria de tal carta, apreciaría mucho que el remitente guardase aún recuerdo de mí, que me hablase de cuánto me amó y me explicase qué sintió al terminar, aunque sea tarde, Me sentiría seducida por todo ello. Apreciaría en todo lo que vale al antiguo amor y me sentiría reconciliada con el pasado. Esa carta sería un tesoro que guardaría toda la vida. Hasta el final de mis días. ¿Recuerdas “Los puentes de Madison”?. Pues algo así. A partir de haber recibido esa carta mi antigua relación pasaría de la carpeta de Amores Fallidos a la de Amores Imposibles, que es donde se guardan los recuerdos más preciados. Eso en el peor de los casos.
Muchos besos.
_____________________________________________
Sí, Ulyses:
"Quién me diera el tiempo en que escribía sin darme cuenta cartas de amor ridículas."
Me encanta cuando traes besos y abrazos para repartir. ¡Me pido el primero de los besos y de los abrazos también! ¡Primer! Como dicen los niños.
Besitos, hermano mío.
Suzz:
¡Qué buena la frase que dices!
“Pero cada vez me importa menos quién soy y más quién quiero ser.”
La suscribo. Eso es poesía, y salud mental. Las dos cosas.
¿De verdad nunca has escrito una carta de amor, aunque no la hayas enviado?
Molts besets
______________________________---
Va, Monse, no te hagas la dura. Si te gusta Serrat eres romántica, por más que digas. Yo soy terrenal como la que más, y me hace gracia la supuesta dureza de Sabina, pero también él es un romántico redomado. Y si alguien te enviara una carta ridícula, como todas las de amor, te sentirías ridículamente bien. Otra cosa es que sea una carta cursi, de las de manual, como antaño escribían algunos enamorados. O la carta de alguien que te diera mala impresión. Pero si no…
Si te refieres a escribir cualquier texto amoroso pensando en una persona, o incluso sin pensar en ninguna en concreto; te diré que sí, eso si lo he hecho. No sé muy bien en qué era jurásica, pero sí, jeje. Gracias por tus palabras pero eso es por que tú me lees con buenos ojos.Más quisiera yo que escribir poesía y tener salud mental.
Lo mejor de las cartas de amor, las de verdad, las que se escriben con el corazón (ya sé que es obvio que si no se escriben con ese órgano no valen, no son cartas de amor, pero por si acaso. Para establecer los límmites) son lo que se pide entre líneas. Aquello que no se dice por miedo o por que creemos que se sobreentiende, aquello que sentímos y que no logramos definir con palabras.
A veces el lenguaje verbal no es suficientemente ridículo para acercarnos al otro.
Repito sin erratas. Lo mejor de las cartas de amor, las de verdad (bla,bla) es lo que se pide entre líneas. Aquello que no se dice por miedo o porque creemos que se sobreentiende, aquello que sentimos y que no logramos definir con palabras.
Maritornes, pero si tienes un blog!!!...y yo, a por uvas (acabo de leérmelo todo). Estas cosas me pasan por las prisas, sin el tiempo suficiente para saborearlo, y a veces, con la idea de que es un tiempo que tenía que dedicar a leer un Boletin Oficial, una Norma, un informe, un rollo nuevo ¡qué tonta soy!
Tengo un amigo que tiene un Blog, y en más de una ocasión, me ha enviado un correo para decirme: pásate que te interesa (no sé ni cómo me habla).
Prometo leerte siempre, como así mismo, leo a todos los que intervienen en el blog de J. y que habitualmente dejan allí sus comentarios. Tienes una vastísima cultura y mucho qué contar deleitándonos.
El título del blog me encanta, me gusta el continente y el contenido
Lo que dices es hermoso y cierto. Muy cierto. Yo me siento un poco coja con las palabras, sin ver la expresión del otro, cómo se mueve y como mira. A veces sobrevaloramos las palabras. Pero en este medio en el que nos movemos no tenemos otra cosa.
Un abrazo.
_________________
Bílbilis
¡Viniste! Te esperaba. No sabía cómo resultaría esta experiencia, así que preferí que cada cuál fuese acercándose cuando lo descubriese, para no agobiarme. El Sonrían sigue siendo la casa de todos, pero ahora podemos saltar, si queremos, de un barco a otro. Aquí encontrarás siempre un café, o un té. Como prefieras.
Tómate de vez en cuando un respiro, porque luego se rinde mejor.
Sería buena idea que cada uno publicara su carta de amor más ridícula, seguro que fue en la que pusimos más sentimientos, más corazón.. amor desgarrado, probablemente nuestra carta de amor más ridícula la escribimos cuando notábamos cerca el desamor...
No me gustan las etiquetas, no me gustan los corsés, no me gusta que me cataloguen.
Quiero querer, para después poder. Quiero olvidarme de mí, para encontrarme, y reconocerme, y aceptarme, y así estar en paz conmigo y con mi mundo.
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Hace años, en la Universidad, un profesor de literatura nos dijo que Pessoa era un genio, pero muy poco comprendido aquí en España. Siempre hablaba así: -Pessoa decía...
ResponderEliminarPocos poemas he escrito de amor, pocos. Pero todos ridículos, como deben ser. Aún puedo terminar escribiendo poemas de amor, tengo tiempo, eso espero. Y cuando recuerde, de paso, si puedo, sonreiré.
Estoy espesa, no encuentro sentimientos esdrújulos...
Dulce Pontes es grande. Este año volveré a verla. Tal vez, entonces escriba un poema si me siento al lado de un hombre que me inspire lo suficiente.
Me siento... ¿estúpida? Bastante, la verdad.
Portugal, maravilla cercana. Gracias por traerla al salón de mi casa.
Besos.
Küsschen, Maritornes!
ResponderEliminarHace años duraante el último año de carrera,cada dia recibía una carta.Empezaba una relación y además con el handicap de ser en la distancia.
ResponderEliminarEsas cartas ,eran un aliento a seguir.
Alguna que otra vez,he vuelto a releerlas...palabras escritas impregnadas de sentimientos.A éstas alturas de la pelicula (son ya 17 años),no recibo cartas....pero los sentimientos los sigo encontrando en las miradas y el camino del dia a dia.
Muchos besitos.
Yo he escrito alguna que otra carta de amor. Ridícula, por supuesto, pues era de verdad. Siempre me ha gustado hacerlo.
ResponderEliminarIncluso tengo una carta escrita para alguien. No me atreví a mandársela (y eso que en el pasado le había enviado varias). Pero tampoco me atrevo a destruirla.
Hace mucho que no la releo. Casi ni me acuerdo de lo que dice.
¿Quién sabe? Igual algún día la envío. ¿Qué puede pasar? La guerra se perdió hace años.
Me gusta Pessoa. Tengo un libro de poemas suyos y hay alguno que otro precioso. Gran filósofo también.
Muchos besos.
Yo he escrito poquitas cartas de amor pero he compensado con algunos poémas...ridículos.¡Sin embargo que bonitos sentimientos y recuerdos generan! Me hago con las palabras del autor:
ResponderEliminar"Quién me diera el tiempo en que escribía
sin darme cuenta
cartas de amor
ridículas."
Traigo besos y abrazos para repartir.
Me manifiesto ridículamente esdrújula. A pesar de los días, a pesar de las noches, a pesar de no haber escrito nunca una carta de amor...
ResponderEliminarEstoy pensando que también soy esdrújulamente ridícula. Pero cada vez me importa menos quién soy y más quién quiero ser.
Besets
Gracias por ser como eres.
MI comentario iba a ser que tambien a mí me parecen ridículas las cartas de amor, pero rectifico, porque he recordado enseguida a Serrat, por ejemplo cantando: Palabras de amor,canción incompleta...y ya me he reconciliado con el tema, sólo si se la cantan a otra, y es que soy de un mínimo de romanticismo . En cambio , qué preciosas poesías se han escrito,y déjame recordar tambien a Sabina, con 19 dias y... que ya me parece mucho mas terrenal, mucho más como yo.
ResponderEliminarBesos.
CARTAS LITERARIAS A UNA MUJER I
ResponderEliminarEn una ocasión me preguntaste:
-¿Qué es la poesía?
¿Te acuerdas?
No sé a qué propósito había yo hablado
algunos momentos antes de mi pasión por ella.
-¿Qué es la poesía? -me dijiste.
Yo, que no soy muy fuerte en esto de las
definicioneste respondí titubeando:
-La poesía es..., es...
Sin concluir la frase, buscaba inútilmente
en mi memoria un término de
comparación, que no acertaba a encontrar.
Tú habías adelantado un poco la cabeza
para escuchar mejor mis palabras;
los negros rizos de tus cabellos,
esos cabellos que tan bien sabes dejar
a su antojo sombrear tu frente, con un
abandono tan artístico, pendían
de tu sien y bajaban rozando tu mejilla
hasta descansar en tu seno; en
tus pupilas húmedas y azules como
el cielo de la noche brillaba un punto
de luz, y tus labios se entreabrían
ligeramente al impulso de una
respiración perfumada y suave.
Mis ojos, que, a efecto sin duda de
la turbación que experimentaba,
habían errado un instante sin fijarse
en ningún sitio, se volvieron
entonces instintivamente hacia los tuyos,
y exclamé, al fin:
-¡La poesía..., la poesía eres tú!
¿Te acuerdas? Yo aún tengo presente
el gracioso ceño de curiosidad
burlada, el acento mezclado de pasión
y amargura con que me dijiste:
-¿Crees que mi pregunta sólo es hija
de una vana curiosidad de mujer?
Te equivocas.
Yo deseo saber lo que es la poesía,
porque deseo pensar lo que tú piensas,
hablar de lo que tú hablas, sentir con lo que tú
sientes; penetrar, por último, en ese misterioso
santuario en donde a veces se refugia tu alma
y cuyo umbral no puede traspasar la mía.
Cuando llegaba a este punto se
interrumpió nuestro diálogo.
Ya sabes por qué.
Algunos días han transcurrido.
Ni tú ni yo lo hemos vuelto a renovar, y, sin
embargo, por mi parte no he dejado de pensar en él.
Tú creíste, sin duda, que la frase con
que contesté a tu extraña
interrogación equivalía a una evasiva galante.
¿Por qué no hablar con franqueza?
En aquel momento di aquella definición porque
la sentí, sin saber siquiera si decía un disparate.
Después lo he pensado mejor,
y no dudo al repetirlo; la poesía eres tú.
¿Te sonríes?
Tanto peor para los dos.
Tu incredulidad nos va a costar:
a ti, el trabajo de leer un libro,
y a mí, el de componerlo.
¡Un libro! -exclamas,palideciendo y
dejando escapar de tus manos esta carta-.
No te asustes.
Tú lo sabes bien: un libro mío no puede ser muy largo.
Erudito, sospecho que tampoco.
Insulso, tal vez; mas para ti, escribiéndolo yo,
presumo que no lo será, y para ti lo escribo.
Sobre la poesía no ha dicha nada casi ningún poeta;
pero, en cambio, hay bastante papel emborronado
por muchos que no lo son.
El que la siente se apodera de una idea, la envuelve
en una forma, la arroja en el estudio del saber, y pasa.
Los críticos se lanzan entonces sobre esa forma,
la examinan, la disecan y creen haberla entendido
cuando han hecho su análisis.
La disección podrá revelar el mecanismo del
cuerpo humano; pero los fenómenos del alma,
el secreto de la vida,
¿cómo se estudian en un cadáver?
No obstante, sobre la poesía se han dado reglas,
se han atestado infinidad de volúmenes, se enseña
en las universidades, se discute en
los círculos literarios y se explica en los ateneos.
No te extrañes. Un sabio alemán ha tenido la
humorada de reducir a notas y encerrar en las
cinco líneas de una pauta el misterioso lenguaje
de los ruiseñores. Yo, si he de decir la verdad,
todavía ignoro qué es lo que voy a hacer;
así es que no puedo anunciártelo anticipadamente.
Sólo te diré, para tranquilizarte, que no te inundaré
en ese diluvio de términos que pudiéramos llamar
facultativos, ni te citaré autores que no conozco,
ni sentencias en idiomas que ninguno
de los dos entendemos.
Antes de ahora te lo he dicho.
Yo nada sé, nada he estudiado;
he leído un poco, he sentido bastante
y he pensado mucho, aunque no acertaré
a decir si bien o mal. Como sólo de lo que he
sentido y he pensado he de hablarte, te bastará
sentir y pensar para comprenderme.
Herejías históricas, filosóficas y literarias,
presiento que voy a decirte muchas. No importa.
Yo no pretendo enseñar a nadie, ni erigirme en
autoridad, ni hacer que mi libro se me declare de texto.
Quiero hablarte un poco de literatura, siquiera
no sea más que por satisfacer un capricho tuyo,
quiero decirte lo que sé de una manera
intuitiva, comunicarte mi opinión y tener al menos
el gusto de saber que, si nos equivocamos,
nos equivocamos los dos; lo cual, dicho sea
de paso, para nosotros equivale a acertar.
La poesía eres tú, te he dicho,
porque la poesía es el sentimiento,
y el sentimiento es la mujer.
La poesía eres tú,
porque esa vaga aspiración a lo bello
que la caracteriza, y que es una facultad de la
inteligencia en el hombre, en
ti pudiera decirse que es un instinto.
La poesía eres tú,
porque el sentimiento, que en
nosotros es un fenómeno accidental
y pasa como una ráfaga de aire,
se halla tan íntimamente unido
a tu organización especial que
constituye una parte de ti misma.
Ultimamente la poesía eres tú,
porque tú eres el foco de
donde parten sus rayos.
El genio verdadero tiene
algunos atributos extraordinarios, que Balzac
llama femeninos, y que, efectivamente, lo son.
En la escala de la inteligencia del poeta
hay notas que pertenecen a la de la mujer, y
éstas son las que expresan la ternura, la pasión
y el sentimiento. Yo no sé por qué los poetas
y las mujeres no se entienden mejor entre sí. Su
manera de sentir tiene tantos puntos de contacto...
Quizá por eso...
Pero dejemos digresiones y volvamos al asunto.
Decíamos ¡Ah, sí, hablábamos de la poesía!
La poesía es en el hombre una cualidad puramente
del espíritu; reside en su alma,
vive con la vida incorpórea de la idea,
y para revelarla necesita darle una forma.
Por eso la escribe. En la mujer, sin embargo,
la poesía está como encarnada en su ser;
su aspiración, sus presentimientos, sus pasiones
y Destino son poesía: vive, respira, se mueve
en una indefinible atmósfera de idealismo
que se desprende de ella, como un fluido
luminoso y magnético; es, en una palabra,
el verbo poético hecho carne.
Sin embargo, a la mujer se la acusa vulgarmente de
prosaísmo. No es extraño; en la mujer es poesía
casi todo lo que piensa, pero muy poco de lo que habla.
La razón, yo la adivino, y tú la sabes. Quizá cuanto
te he dicho lo habrás encontrado confuso y vago.
Tampoco debe maravillarte.
La poesía es al saber de la Humanidad
lo que el amor a las otras pasiones.
El amor es un misterio.
Todo en él son fenómenos a cual más inexplicable;
todo en él es ilógico, todo en él es vaguedad y absurdo.
La ambición, la envidia, la avaricia, todas las demás
pasiones, tienen su explicación y aun su objeto,
menos la que fecundiza el sentimiento y lo alimenta.
Yo, sin embargo, la comprendo; la comprendo por
medio de una revelación intensa, confusa e inexplicable.
Deja esta carta, cierra tus ojos al mundo exterior que te
rodea, vuélvelos a tu alma, presta atención a los
confusos rumores que se elevan de ella, y acaso la
comprenderás como yo.
(Becquer)
Perdón por lo largo,pero seguro que te gustará.
Querida Corde:
ResponderEliminarYo no he escrito casi nada de poesía. No me atrevo. Pero sí cartas de amor. Son esa pequeñas cosas que dice Serrat y que a mí me gusta también en esta versión:
http://www.youtube.com/watch?v=60J_dtS83Rk#
Un abrazo fuerte.
__________________________
Kipling,
Du hast mich gefunden!!
Ich freue mich. Kommt wieder bald.
Und es tut mir Leid, dass ich nicht richtig mit Dir mich unterhalten darf (siempre nos quedará el castellano).
Küsschen!!
Querida Luisa:
Yo guardo algunas cartas, algunas notas, escritas para no ser guardadas pero que para mí significan algo, algún programa de mano de un concierto…
No soy nada materialista, así me va, pero para mí esas pequeñas cosas tienen un valor incalculable. Cada cierto tiempo lo vuelvo a mirar todo. A veces me desprendo de alguna cosa, como símbolo, para desprenderme de algún recuerdo también. Pero nunca con resquemor ni de forma forzada. Sólo me desprendo que aquello que ya no me conmueve ni para bien ni para mal, porque eso quiere decir que estoy totalmente liberada, sanamente liberada, de esa pequeña o grande, buena o mala pasión.
En cuanto a la carta a una mujer que Bécquer escribió, tengo que decirte que nunca la había leído. Sí el poema al que hace referencia y que entre mi hija mayor y yo es un guiño. Cuando una de las dos lanza una pregunta retórica o de difícil respuesta la otra dice: _ Y tú me lo preguntas? Poesía eres tú_.
Me hace pensar el hecho de que haga distinción entre “los poetas” y “las mujeres”. Los poetas tienen algo femenino en su forma de pensar, dice, y hasta ahí bien, porque todos los hombres tienen algo femenino y todas las mujeres algo masculino. Pero también hay mujeres poetisas, o poetas, aunque en su tiempo, por razones obvias, pocas. Y dice que el lenguaje de la mujer, a pesar de eso, es prosaico. Dice, textualmente: “En la mujer es poesía
casi todo lo que piensa, pero muy poco de lo que habla.”
Yo creo que Bécquer, como muchos hombres de todas las épocas, iba dando bandazos entre la idealización de la mujer y el miedo a la mujer pensante. A lo mejor me estoy flipando, no sé.
Me quedo, entre otras cosas, con este párrafo:
“La poesía es al saber de la Humanidad
lo que el amor a las otras pasiones.
El amor es un misterio.
Todo en él son fenómenos a cual más inexplicable;
todo en él es ilógico, todo en él es vaguedad y absurdo.”
Aunque quizá debiéramos aclarar que se refiere al amor-pasión.
Ya ves todo lo que me has hecho pensar, Luisa.
Un besito.
Juan Manuel:
Gracias por estar aquí.
Es posible que si relees esa carta de la que me hablas, escrita hace tiempo, desees cambiar o aclarar alguna cosa de las que habías escrito en un principio. Porque el tiempo nos da nuevas perspectivas, nos hace irremediablemente más sabios, como dice un poeta muy de mi agrado.
Yo sólo puedo explicarte cómo me sentiría yo al recibir una carta como esa.
Si yo fuera la destinataria de tal carta, apreciaría mucho que el remitente guardase aún recuerdo de mí, que me hablase de cuánto me amó y me explicase qué sintió al terminar, aunque sea tarde, Me sentiría seducida por todo ello. Apreciaría en todo lo que vale al antiguo amor y me sentiría reconciliada con el pasado.
Esa carta sería un tesoro que guardaría toda la vida. Hasta el final de mis días. ¿Recuerdas “Los puentes de Madison”?. Pues algo así. A partir de haber recibido esa carta mi antigua relación pasaría de la carpeta de Amores Fallidos a la de Amores Imposibles, que es donde se guardan los recuerdos más preciados. Eso en el peor de los casos.
Muchos besos.
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Sí, Ulyses:
"Quién me diera el tiempo en que escribía
sin darme cuenta
cartas de amor
ridículas."
Me encanta cuando traes besos y abrazos para repartir.
¡Me pido el primero de los besos y de los abrazos también!
¡Primer! Como dicen los niños.
Besitos, hermano mío.
Suzz:
¡Qué buena la frase que dices!
“Pero cada vez me importa menos quién soy y más quién quiero ser.”
La suscribo. Eso es poesía, y salud mental. Las dos cosas.
¿De verdad nunca has escrito una carta de amor, aunque no la hayas enviado?
Molts besets
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Va, Monse, no te hagas la dura.
Si te gusta Serrat eres romántica, por más que digas.
Yo soy terrenal como la que más, y me hace gracia la supuesta dureza de Sabina, pero también él es un romántico redomado.
Y si alguien te enviara una carta ridícula, como todas las de amor, te sentirías ridículamente bien.
Otra cosa es que sea una carta cursi, de las de manual, como antaño escribían algunos enamorados. O la carta de alguien que te diera mala impresión. Pero si no…
Besitos, “dura” mía.
Si te refieres a escribir cualquier texto amoroso pensando en una persona, o incluso sin pensar en ninguna en concreto; te diré que sí, eso si lo he hecho. No sé muy bien en qué era jurásica, pero sí, jeje.
ResponderEliminarGracias por tus palabras pero eso es por que tú me lees con buenos ojos.Más quisiera yo que escribir poesía y tener salud mental.
Lo mejor de las cartas de amor, las de verdad, las que se escriben con el corazón (ya sé que es obvio que si no se escriben con ese órgano no valen, no son cartas de amor, pero por si acaso. Para establecer los límmites) son lo que se pide entre líneas. Aquello que no se dice por miedo o por que creemos que se sobreentiende, aquello que sentímos y que no logramos definir con palabras.
ResponderEliminarA veces el lenguaje verbal no es suficientemente ridículo para acercarnos al otro.
Repito sin erratas.
ResponderEliminarLo mejor de las cartas de amor, las de verdad (bla,bla) es lo que se pide entre líneas. Aquello que no se dice por miedo o porque creemos que se sobreentiende, aquello que sentimos y que no logramos definir con palabras.
(el resto es igual)
:)
Maritornes, pero si tienes un blog!!!...y yo, a por uvas (acabo de leérmelo todo). Estas cosas me pasan por las prisas, sin el tiempo suficiente para saborearlo, y a veces, con la idea de que es un tiempo que tenía que dedicar a leer un Boletin Oficial, una Norma, un informe, un rollo nuevo ¡qué tonta soy!
ResponderEliminarTengo un amigo que tiene un Blog, y en más de una ocasión, me ha enviado un correo para decirme: pásate que te interesa (no sé ni cómo me habla).
Prometo leerte siempre, como así mismo, leo a todos los que intervienen en el blog de J. y que habitualmente dejan allí sus comentarios.
Tienes una vastísima cultura y mucho qué contar deleitándonos.
El título del blog me encanta, me gusta el continente y el contenido
Un gran abrazo y mi enhorabuena por tu valentía!
Sue, gracias por pasarte por aqui.
ResponderEliminarLo que dices es hermoso y cierto. Muy cierto.
Yo me siento un poco coja con las palabras, sin ver la expresión del otro, cómo se mueve y como mira.
A veces sobrevaloramos las palabras. Pero en este medio en el que nos movemos no tenemos otra cosa.
Un abrazo.
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Bílbilis
¡Viniste! Te esperaba.
No sabía cómo resultaría esta experiencia, así que preferí que cada cuál fuese acercándose cuando lo descubriese, para no agobiarme.
El Sonrían sigue siendo la casa de todos, pero ahora podemos saltar, si queremos, de un barco a otro.
Aquí encontrarás siempre un café, o un té. Como prefieras.
Tómate de vez en cuando un respiro, porque luego se rinde mejor.
Gracias por las cosas que me dices.
Cuídate mucho. Un abrazo.
M.
Sería buena idea que cada uno publicara su carta de amor más ridícula, seguro que fue en la que pusimos más sentimientos, más corazón.. amor desgarrado, probablemente nuestra carta de amor más ridícula la escribimos cuando notábamos cerca el desamor...
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