martes, 18 de enero de 2011

Pequeña digresión sobre la niebla y la depresión del Ebro













No parece haber horizonte. Podría decirse que el horizonte no se ve negro. Se ve gris, que es peor.
Comentan que un poco más allá de mis narices brilla el sol, aunque yo no lo veo. Quizá sea verdad, pero... ¡tantas cosas se dicen!

Es la niebla, que todo parece diluirlo. Su mano toca mi rostro dejando un rastro mojado y frío. No me gustan esas caricias ni tampoco la falta de luz durante el día. Sin embargo me resulta curioso ver cómo, por la noche, esa pared formada por infinitas gotas de agua atrapa la luz y da una claridad extraña al ambiente.

La niebla permite utilizar una palabra que no aceptaría en otras condiciones un hombre de ciencia. La palabra es "sensación".
-"La temperatura es de 4 grados, pero la niebla, al igual que el viento en otras ocasiones, hace que la sensación sea de un frío mucho mayor".

Estamos en la Depresión del Ebro. ¿O era en un estado de depresión que me pilla junto al Ebro?