jueves, 31 de diciembre de 2009

Te quiero


Daniladiav




Estoy llena de amor.
Sin dolor, sin remordimiento, sin peros.
Sin cortapisas, sin sombras, sin ambages.
Sin ataduras, sin necesidad, sin envolturas.
Sin subterfugios, sin excusas ni equipaje
estoy llena de amor.

De día, de noche, dormida y despierta.
Desnuda, vestida, tal como estoy.
Con orgullo y humildad, tal como soy.
Con toda la intención, con premeditación,
con atolondramiento, con premura.
Despacito, también.

Te quiero. Te quiero. Te quiero.
Estoy llena de amor.

Tanto que pierdo la vergüenza.

sábado, 26 de diciembre de 2009

Huérfana.





















Huérfana en el alma. Mañana veré a mi madre, a mi hermana, a mis hijas... Y me siento huérfana en esta Navidad extraña.
Más huérfana de lo habitual.
Y mi lugar está junto a los huérfanos del alma, los auténticos parias de la Tierra.
Comparto con ellos mi soledad, y de dos soledades hacemos una compañía.
No es ya un lamento. Es una constatación. Por eso no es necesaria la conmiseración, porque es un mal crónico, que tengo comprobado que no mata. Sólo duele cuando llueve, cuando llueve también en el corazón.

lunes, 21 de diciembre de 2009

¿Feliz Navidad?


Cuando eres niño, en este supuesto primer mundo, te gusta la Navidad. Hay luces y música pegadiza por las calles, en el colegio se hace una fiesta especial antes de darte vacaciones, en casa se sale de la rutina y se junta mucha gente para comer cosas ricas, se pone un árbol de navidad y siempre queda alguna abuela que tiene la paciencia de montar un belén lleno de estampas bucólicas que no te cansas de mirar.

Ya en la adolescencia la cosa cambia. Los parientes son un peñazo, si la adolescencia te ha dado en plan "existencialista" te entra la "náusea de Sartre" ante tanto gesto inútil porque, en la inmensa mayoría de los casos, reniegas de los orígenes cristianos de las fiestas, si es que alguna vez te los explicaron, y sólo quedan las vacaciones y los regalos como punto a favor de todo este embrollo.

Al llegar a la edad adulta hay tantas maneras de encarar la Navidad como personas, porque cada uno de nosotros ha vivido lo suficiente como para tomar posiciones al respecto.
Si eres joven y tienes pareja te gusta pasarla con ella, saltando de casa en casa, donde cocinan las mamás, tías y abuelas. Luego quedas con los amigos y santas pascuas.
Si tienes niños tienes mucho trabajo, pero ves la ilusión que les hace y piensas que vale la pena.
Cuando eres más mayor lo que te gusta es juntar a los polluelos como una gallina clueca y darles lo mejor, aunque los polluelos sean ya talluditos.

Pero hay otras navidades. Las que pasan aquellos que se sienten solos, la de los que no tienen ni para grandes comilonas ni para regalos grandes, la de los que tienen enfermos en el hospital o acaban de perder un familiar, la de los que duermen en una caja de cartón en los soportales de una plaza... Y podría seguir.

Si tienes fe sabes que, al final, Navidad es cada día y no es necesaria tanta parafernalia, pero si no la tienes todo te parece postizo y absurdo.

En mi caso, este año pintan bastos, menos en la esfera más íntima, la que poblamos mi pareja y yo. Pero es difícil no salir de esa burbuja. La pasaremos lo mejor que podamos.

Pero me niego a renegar de ella.

A todos los que me leáis os deseo momentos de felicidad en estas fiestas.
Cuidaos, no cojáis ningún empacho y vigilad en la carretera.
Buscad el sentido de la Navidad.
Lo tiene.

jueves, 10 de diciembre de 2009

48 razones por las que dar gracias



















1. Porque costó, pero nací fuerte y tozuda
2. Porque siempre tuve techo y un plato de comida
3. Porque nada fue fácil en mi niñez, pero aprendí a soñar
4. Porque cada libro que leí me enseñó alguna cosa
5. Porque llevo cicatrices, pero no me he roto
6. Porque sé cómo huelen los bebés
7. Porque si me duelen las manos es porque las tengo
8. Porque mis piernas me han llevado allá donde he querido
9. Porque mis ojos siguen estando alerta
10. Porque no perdí la curiosidad
11. Porque cuando me hundo tomo impulso y emerjo
12. Porque he besado mucho
13. Porque el sexo con amor es hermoso y lo disfruto
14. Porque tengo planes
15. Porque nada es fácil y así lo valoro todo más
16. Porque he sido valiente en el momento preciso
17. Porque me equivoco pero aprendí a pedir perdón
18. Porque sé que puedo mejorar
19. Porque soy patosa, pero mañosa
20. Porque sé leer y escribir
21. Porque tengo algunos buenos amigos
22. Porque soy madre
23. Porque puedo disfrutar de la música
24. Porque no estoy sola en la vida
25. Porque puedo disfrutar de momentos en soledad
26. Porque, aunque cueste, perdonar me deja buen sabor de boca
27. Porque la vida me ha dado varias segundas oportunidades
28. Porque no me olvidé de reír
29. Porque llorar ayuda
30. Por el primer café de todas las mañanas, pequeño lujo
31. Porque existe el teléfono
32. Porque es bonito recibir cartas
33. Porque recibo ayuda cuando lo necesito
34. Porque puedo ayudar cuando es necesario
35. Porque madre no hay más que una, gracias a Dios
36. Porque conocí a mi padre
37. Porque soy una superviviente de la vida
38. Porque me despierto al lado de mi amor cada mañana
39. Porque no soy famosa
40. Porque me dicen que me quieren cada día
41. Porque yo siento mucho amor por quien me lo dice
42. Porque cuando enfermo puedo ir al médico
43. Porque cuando tengo sed puedo beber agua potable
44. Porque puedo decir lo que pienso sin temor
45. Porque sólo me matará la muerte, pero no la tristeza
46. Porque puedo sentir orgullo y respeto por mi compañera
47. Porque existen los colores y puedo verlos
48. Porque estoy viva

Gracias a Dios por todo ello.
La mala conciencia para otro día.

martes, 1 de diciembre de 2009

La lengua



Después de unos días en los que he recibido mucho cariño de amigos entrañables, todo se ha enturbiado por haber dado rienda suelta a mi lengua, una vez en casa.

Hace mucho que no leo un libro muy importante para mí. Hace mucho que no me dejo llevar por palabras sabias como estas.
Así me va.

Os las dejo, por si a alguien más le hacen bien. Yo he de procurar recordarlas más a menudo, para no perder el norte.

Hermanos míos, no os hagá is maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación. Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo. Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuá n grande bosque enciende un pequeño fuego!

Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que está n hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.