lunes, 5 de julio de 2010

A todas las Wendys que han sido y serán



Mi amiga U.A. sentía necesidad de abrir las ventanas y dejar correr el aire.

Deseaba que un golpe de aire se la llevase lejos. Lejos del peso de las responsabilidades autoimpuestas, del lastre familiar, de la isla interior en la que se sentía náufraga.

Como una pequeña Wendy deseaba volar a Nunca Jamás, pero sus niños, grandes y pequeños, no le dejaban tiempo ni lugar para soñar.

En realidad lo que le gustaría es que la cuidasen a ella. Pero ¿Quién te va a cuidar si no lo pides?

Algún día.

2 comentarios:

  1. Madre mía, he sentido que hablabas de mí :(
    Preciosa la canción :)

    Abrazos (X2)

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  2. Bueno, Almita:
    La mayoría somos mujeres, aunque también hay algunos hombres que supeditan su vida a alguien sin vivir ellos. Pero diría que son los menos.
    Una buena noticia: Los hijos pequeños crecen y una vuelve a tener algo más de autonomía.
    Una mala: A los que nos rodean les cuesta muy poco acostumbrarse a que les saquemos las castañas del fuego. Romper con eso es arriesgarse a que te llamen mala; aunque lo único que pretendas es que cada uno se haga cargo de lo suyo, sin romper ataduras grandes.
    ¡Imagínate lo que ocurre cuando decides emanciparte tú, como en mi caso, cuando sentí que el ciclo había terminado!

    Pero a mí me da pena cuando veo cómo algunas personas han tejido a su alrededor un nido que debiera ser de protección, pero se ha convertido con el tiempo en una tela de araña. Y a veces ni lo han tejido ellas. Se lo han endosado los demás y ellas lo han aceptado como algo obvio, cuando no lo es tanto.

    Un besito, Alma.
    Bueno, muchos, a repartir con la parentela.

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