martes, 20 de julio de 2010

La burbuja



Sé que hay una burbuja cerca de mí. Una burbuja frágil, porque es muy fina, transparente, pero a la vez extrañamente resistente. Esa resistencia se basa en su elasticidad.
Es como una pompa de jabón. O como una pompa dentro de otra, así como las hacen los magos hábiles que se dedican a este pequeño y efímero arte.

Esta burbuja es lo suficientemente grande como para que yo no sepa si la superficie es cóncava o convexa, si me envuelve o me deja fuera. Sólo sé que, a veces, me aleja de ti.
No sé cuál es el material del que está hecha. Puede ser de protección mal entendida -¿de qué hemos de protegernos, si no hay ánimo de hacer daño por ninguna de ambas partes?-, de dolor antiguo, de rigidez. Puede que esté hecha de táctica -o estrategia- inconsciente por no querer sentir de nuevo la sumisión...
Me pregunto si todo eso se podría resumir en la palabra miedo.

O quizá sea verdad que solo existe en mi imaginación. Pero ¿No es la imaginación tan real como esa pompa que puede explotar y desaparecer en un instante? ¿Quién diría que esa pompa no existió por un momento, dejando una impronta en mi memoria?


Cómo lograr la liberación de la entrega?
¿Cómo ser capaz, además, de traspasar la burbuja del otro?

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