martes, 1 de diciembre de 2009

La lengua



Después de unos días en los que he recibido mucho cariño de amigos entrañables, todo se ha enturbiado por haber dado rienda suelta a mi lengua, una vez en casa.

Hace mucho que no leo un libro muy importante para mí. Hace mucho que no me dejo llevar por palabras sabias como estas.
Así me va.

Os las dejo, por si a alguien más le hacen bien. Yo he de procurar recordarlas más a menudo, para no perder el norte.

Hermanos míos, no os hagá is maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación. Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo. Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuá n grande bosque enciende un pequeño fuego!

Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que está n hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.






2 comentarios:

  1. Creo recordar que era por ahora tu cumpleaños.
    MUchas felicidades. Un beso

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  2. Sí Monse: Ha sido mi cumple, y he sido muy feliz. Gracias por acordarte.

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