domingo, 24 de octubre de 2010

Empecemos de nuevo











Nada es lo mismo (Ángel González)

La lágrima fue dicha

Olvidemos
el llanto
y empecemos de nuevo,
con paciencia,
observando a las cosas
hasta hallar la menuda diferencia
que las separa
de su entidad de ayer
y que define
el transcurso del tiempo y su eficacia.

¿A qué llorar por el caído
fruto,
por el fracaso
de ese deseo hondo,
compacto como un grano de simiente?

No es bueno repetir lo que está dicho.
Después de haber hablado,
de haber vertido lágrimas,
silencio y sonreíd:

nada es lo mismo.
Habrá palabras nuevas para la nueva historia
y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde.

2 comentarios:

  1. Me gusta Angel Gonzalez, con esa sensibilidad y melancolia de los poetas del norte a los que uno siempre imagina escribir sentado en el mirador de la ventana, mientras ve fuera el cielo gris y la lluvia fina, el sirimiri que decimos aqui, el orbayo que diria Angel...

    Aquí no pasa nada,
    salvo el tiempo:
    irrepetible
    música que resuena,
    ya extinguida,
    en un corazón hueco, abandonado,
    que alguien toma un momento,
    escucha
    y tira.

    De Angel Gonzalez

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  2. Sí. Melancólico, pero capaz de escribir cosas tan potentes como esta:


    A veces

    Escribir un poema se parece a un orgasmo:
    mancha la tinta tanto como el semen,
    empreña también más en ocasiones.
    Tardes hay, sin embargo,
    en las que manoseo las palabras,
    muerdo sus senos y sus piernas ágiles,
    les levanto las faldas con mis dedos,
    las miro desde abajo,
    les hago lo de siempre
    y, pese a todo, ved:
    ¡no pasa nada!
    Lo expresaba muy bien Cesar Vallejo:
    "Lo digo y no me corro".
    Pero él disimulaba.


    O esta otra:


    Elegido por aclamación

    Sí, fue un malentendido.
    Gritaron: ¡a las urnas!
    y él entendió: ¡a las armas! -dijo luego.
    Era pundonoroso y mató mucho.
    Con pistolas, con rifles, con decretos.
    Cuando envainó la espada dijo, dice:
    La democracia es lo perfecto.
    El público aplaudió. Sólo callaron,
    impasibles, los muertos.
    El deseo popular será cumplido.
    A partir de esta hora soy -silencio-
    el Jefe, si queréis. Los disconformes
    que levanten el dedo.
    Inmóvil mayoría de cadáveres
    le dio el mando total del cementerio.

    Me gusta, a mí también. Me alegra coincidir contigo.

    Un abrazo.

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