sábado, 16 de enero de 2010

Nuestra casa



Carl Larsson
Acuarela 1907










Para P.

Que nuestra casa sea un barco y no una cárcel.
Una roca donde hacer pie y no una piedra donde tropezar.
Un lugar donde descansar y no un museo.
Una puerta abierta a la amistad y no a las intromisiones.

Que seamos las propietarias y no las esclavas.
Que hablemos en ella más de amor que de dinero.
Que sea un reflejo de nuestro carácter y no de un status.
Un santuario de paz y no la plaza del mercado.

Que la hagamos nuestra, en fin, pues es una prueba tangible
de la confianza que ponemos en nuestra relación.

Esta canción es una ida de la olla, pero me sale la vena jerezana ¿Qué pasa?

2 comentarios:

  1. Me gustan las pruebas tangibles de confianza en nuestra relación. Una de ellas es mi cara. La gente va diciendo por ahí que se me nota en la cara que soy feliz. ¡Ya ves..!

    Gracias por el post, como siempre va como anillo al dedo en cuanto a nuestra situación.

    Que en nuestra casa siga entrando amor y esté prohibido el paso al odio. ¿No crees?

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  2. Sí, cordecorazón:

    En la república independiente de nuestra casa entrarán muebles de IKEA, porque la cosa no da para más (de ahí el guiño de la ilustración), pero no entrará el odio.
    Bueno, lo intentaremos por todos los medios. Yo tengo más problemas con el rencor, aunque si me hacen un guiño me deshago, soy una chica fácil para el perdón. Si persisten en la actitud negativa me cuesta más.
    Se me ocurre que para que no quepa el odio será necesario hablar lo justo de los males, pues callar por sistema no es bueno, pero no insistir una y otra vez en los comentarios negativos. Yo quiero tener libertad de berrinche en mi casa, faltaría más. Después me deshincho y se acabó.

    ¿Te he dicho alguna vez que eres una de las personas más buenas que conozco? En tu vida has tenido mucho que perdonar. Y perdonas.

    Perdonemos, pues, pero habiendo sacado primero toda la infección, para que la herida no cierre en falso, que eso es muy insano, me han dicho.

    Un besito (que te daré cuando vuelvas de trabajar).

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